En julio de 2022, el Directorio Ejecutivo
del Fondo Monetario Internacional
(FMI) aprobó la primera estrategia
para la transversalización
del enfoque de género en la institución.
A grandes rasgos, busca
transversalizar el enfoque de género
en sus actividades principales:
supervisión, asistencia financiera y
fortalecimiento de las capacidades.
A pesar de que la adopción de esta
estrategia representa un hito y un
avance en el reconocimiento de los
vínculos entre la política macroeconómica
y financiera y la igualdad
de género, la noticia fue recibida
con cautela e incluso rechazo por
parte de activistas, académicos y
académicas en el campo de la economía
feminista. Es que, más allá de
las críticas puntuales que puedan
realizarse a la estrategia propuesta,
un gran elefante en la habitación se
aparece al formularnos una pregunta
previa: ¿una perspectiva de
género es compatible con la teoría
de cambio del Fondo y las condicionalidades
que de esta se desprenden?
En particular, desde la economía
feminista se ha demostrado que
el modelo económico y las medidas
de austeridad que impulsa el FMI
impactan desproporcional y negativamente
sobre las mujeres.