La intersección de las desigualdades por género-color de la piel hace que las mujeres negras y mulatas experimenten mayores inequidades sociales respecto a varios elementos, entre ellos, el acceso a oportunidades de formación, capital cultural, redes sociales, bienestar y subjetividad social. Las percepciones que tienen las personas sobre la racialidad, el género y la pobreza impactan de manera notable las estructuras en las que las desigualdades raciales se configuran y fortalecen. En el esquema de análisis de las condiciones y factores que producen condiciones de vulnerabilidad social, es importante tener en cuenta el capital cultural que poseen estas mujeres, pues su tenencia puede garantizar procesos de movilidad ascendente, así como garantizar un aprovechamiento más efectivo de las oportunidades.