La gestión de la pandemia en Honduras privilegió un enfoque de seguridad que profundiza la tendencia autocrática en el país y que implica la represión de las manifestaciones de descontento producido por el hambre y la corrupción.
En un escenario preelectoral, la pandemia ha profundizado la impunidad y su protección por parte de la militarización de instituciones y programas y aumentó las posibilidades de conflictos durante ese proceso.