A cuarenta años de iniciado un ejercicio democrático ininterrumpido, en un marco de redivivo sentimiento de hartazgo hacia la clase política, y en un contexto de movilización social y represión, vale la pena preguntarse si la transición de finales de la década de los setenta realmente recuperó el cauce democrático en Ecuador. Y, de ser así, ¿qué clase de democracia
se ha construido