Enfrentar los problemas de violencia, corrupción y debilidad institucional en los países del triángulo norte de Centroamérica requiere de apoyo de la comunidad internacional. La Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) es un modelo interesante de intervención internacional “suave”. Sin embargo, la Cicig es débil y carece de legitimidad en la opinión pública guatemalteca porque no tiene competencias de persecución penal y funciona dentro del sistema judicial nacional, profundamente afectado por la corrupción. Si el modelo de la Cicig se ajusta y se mejora, podría convertirse en una estrategia de intervención que permita fortalecer efectivamente las instituciones y construir capacidades para imponer el estado derecho en zonas hoy controladas por el crimen organizado.