La reciente oleada de migraciones hacia los Estados Unidos ha tenido como característica particular el hecho de que una parte importante de las personas migrantes eran menores no acompañados. Esta situación suscitó un fuerte debate público e institucional sobre el régimen migratorio estadounidense, su seguridad fronteriza y el papel de este país en Centroamérica, con especial énfasis en el Triángulo Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador).

Las propuestas para enfrentar la crisis han surgido tanto desde los países de origen como de destino. Aunque la Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte (propuesta de los países centroamericanos) y la Estrategia de E.E.U.U. para la Participación en Centroamérica� (USCEN por sus siglas en inglés, iniciativa de los Estados Unidos), no coinciden en su totalidad, tienen componentes de seguridad y fortalecimiento de las fronteras internas de los países centroamericanos (como estrategias para desincentivar a la vez la migración); por ello han recibido, hasta la fecha, un fuerte apoyo financiero de parte de las autoridades estadounidenses, y respaldo político tanto del Partido Demócrata como del Partido Republicano.