El contexto político y social de Honduras sugiere que de no cambiar la actual correlación de fuerzas en este proceso electoral 2017, se afianzará la estabilización de las élites y del modelo hegemónico impuesto en lo político (concentración de poder), económico (profundización de políticas neoliberales con pinceladas libertarias) y social (conservadurismo, anti-laicismo).
Sin embargo, la constitución de la Alianza de Oposición, formada por los partidos políticos Libertad y Refundación (LIBRE), Innovación y Unidad Social Demócrata (PINU SD) y los remanentes del desarticulado Partido Anticorrupción (PAC), representan un ejercicio novedoso en la historia política del país. Y refleja entre otras cosas, pragmatismo y voluntad de abandono de ambiciones personales y de grupo para obtener resultados.
Si la Alianza de oposición logra movilizar y proteger el voto en números similares a los obtenidos por LIBRE y por PAC en el 2013, tiene posibilidades reales en gobierno. Para el movimiento social una victoria de la Alianza de Oposición implicaría un delicado equilibrio entre el apoyo a las medidas más progresistas de su programa sin abandonar sus reivindicaciones más sentidas.