En 2013 se implementó en Chile el nuevo sistema de inscripción automática y voto voluntario para las distintas elecciones de autoridades públicas. Este estudio hace un análisis de cómo evolucionaron, hasta la última elección presidencial y parlamentaria de fines de 2017, tanto las tendencias de participación, como la entrada y salida de nuevos grupos de votantes, y el impacto de todo lo anterior en la representación de las distintas fuerzas políticas que componen el sistema político chileno. Como conclusiones, destacan la fragmentación de las fuerzas políticas, la emergencia de nuevos actores y la incertidumbre en los resultados.