En un contexto de desigualdad e informalidad crecientes, la transformación de la matriz productiva es una necesidad en El Salvador. La pandemia de COVID-19 agudizó las múltiples desigualdades que ya existían en la región, entre las cuales destaca la desigualdad de género, incrementando sustancialmente las responsabilidades de cuidados y reduciendo la participación laboral de las muleres. La crisis actual ha agravado la urgencia de transformaciones productivas para garantizar el bienestar de las personas, pero, difícilmente puede pensarse en una salida de la crisis actual sin una transformación productiva que permita dinamizar y mejorar la capacidad productiva. En ese sentido, existe una urgencia de políticas públicas focalizadas en los sectores que tienen el potencial de transformar la matriz productiva de El Salvador, que conlleve importantes ajustes en materia laboral, energética y fiscal, dando más solidez y reduciendo la dependencia de la economía salvadoreña. Las personas responsables de formular políticas tienen mucho que hacer en estos momentos y deben centrarse no solo en buscar una recuperación y un crecimiento económico sostenido e inclusivo, sino también en abordar los aspectos que hacen que las personas sean vulnerables ante los shocks, es decir, atender los problemas socioeconómicos del país para incrementar la capacidad de gestionar los efectos de futuras crisis mundiales.