La propuesta de cambio de matriz productiva parte de que no puede darse un crecimiento sostenible sin desarrollo; tampoco es viable el concebir un desarrollo sin crecimiento económico con pertinencia ecológica y ambiental, que permitan elevar la productividad y la competitividad, pero vinculado estratégicamente a un plan nacional de desarrollo para el país a largo plazo y ecológicamente sostenible. En el caso del estudio de país consideramos que son dos retos centrales en la etapa pos pandemia: en primer lugar es necesario atender prioritariamente los impactos al empleo en los dos sectores vulnerables más afectados por la pandemia que son las mujeres y los jóvenes; en segundo lugar, ampliar la cobertura y mecanismos de protección social principalmente en servicios de salud a todo tipo de empleo y trabajador que abarque no solamente a trabajadores formales sino también al sector informal de la fuerza laboral. En las alternativas de reformulación del modelo productivo debe ser prioritario conciliar crecimiento económico, pero en equilibrio con la generación de empleo inclusivo y sostenible en materia ambiental. La tendencia del gobierno y las elites empresariales en privilegiar la primera dimensión (el crecimiento) conlleva por un lado, el riesgo de profundizar los efectos de la crisis sanitaria hacia una crisis social y política en la etapa pospandemia al no atender sus efectos sociales, y por otro, propiciar los efectos negativos de la reprimarización de la economía de los países de la región.