Durante los últimos cien años y reforzado aún más en los últimos 15 años en el marco de la mal llamada “guerra contra las drogas”, el discurso oficial en torno a las plantas y sustancias psicoactivas ha girado en un solo sentido: las drogas son malas, las personas que usan drogas son enfermas y delincuentes, quienes producen o distribuyen drogas son “el narco”, y es gracias a esas nociones que vivimos en un país con tanta violencia. Desde las series hasta las noticias, hemos normalizado esta narrativa, justificando actos tanto por parte del Estado, como de actores no estatales bajo el escudo de una estrategia contra las drogas.

Pero ¿qué pasa si todo esto ha sido una mentira o por lo menos una distorsión sustancial de la realidad? ¿Qué sucede si cuestionamos lo que nos han dicho sobre las personas usuarias, las comunidades cultivadoras, las personas que distribuyen, venden o participan de alguna forma en el mercado ilegal? ¿Qué exigirías si nos diéramos cuenta que la ilegalidad de las sustancias es gracias a intereses geopolíticos, económicos y capitalistas que no tienen nada que ver con la evidencia o los datos que tenemos sobre ese mismo mercado?

El presente documento busca sentar las bases para ese cuestionamiento, utilizando los estudios que existen, la evidencia que tenemos y considerando la realidad que vivimos. ReverdeSer Colectivo tiene una larga trayectoria en temas de políticas de drogas, derechos humanos de las víctimas de la guerra contra las drogas, sus familiares y la reparación del daño