Desde la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing, 1995) se propuso el involucramiento masculino como una parte importante para la construcción de la igualdad, a pesar de no mencionar un enfoque específico para involucrar a los varones. La Plataforma de Acción de Beijing incorpora recomendaciones de por qué es importante hacer partícipes a los varones; sin embargo, falta articular el cómo puede lograrse dicho involucramiento. Así, se presenta una gran oportunidad para que, desde el trabajo con masculinidades, los varones asuman su corresponsabilidad para involucrarse de forma activa y sumen de un modo tangible a la construcción de la igualdad sustantiva.

En América Latina y el Caribe, hace falta potenciar el involucramiento masculino, empezando por entender la ausencia histórica que los hombres han tenido en el espacio privado, en contraste con los esfuerzos que desde los feminismos se han generado para potenciar la incorporación de las mujeres al espacio público.

A 25 años de Beijing la comunidad internacional se ha propuesto construir una “generación igualdad”. Aunque el panorama es claro para potenciar el trabajo con hombres y empezar a impulsar la agenda de igualdad, tanto en el nivel local como en el regional aún estamos lejos de lograr una generación igualdad en toda la extensión de su significado. No podemos hablar de una generación sin incluir a la parte corresponsable y principal protagonista de muchas de las violencias que se abordan y problematizan en los foros internacionales. Desde esta perspectiva, hace falta propiciar el trabajo con masculinidades para construir sociedades justas y democráticas.